miércoles, 15 de junio de 2011

ORACION MATINAL




DIOS mío, creo en ti; fortalece mi Fe; espero en Tí; fortalece mi esperanza; te amo con todo mi corazón; aviva mi amor, me duele haberte ofendido; aumenta mi contrición. Te adoro como mi primer principio; te deseo como mi último fin; te doy gracias como mi continuo bienhechor y te invoco cómo mi sobreaño defensor.

Dígnate, DIOS Mío, dirigirme con tu sabiduría, contenerme con tu justicia, consolarme con tu misericordia y protegerme con tu poder. Te consagro mis pensamientos, palabras, obras y trabajos, a fin de que en adelante no piense sino en Tí, no hable sino de Tí, no obre sino por Tí y no padezca sino por Tí.

Señor, quiero lo que Tú quieres, porque Tú lo quieres, como Tú lo quieres y en cuanto Tú lo quieres. Ilumina mi entendimiento, inflama mi voluntad, purifica mi cuerpo y Santifica mi alma.

Ayúdame, DIOS mío, a expiar mis faltas pasadas, a resistir las tentaciones venideras, a corregir las pasiones que me dominan y a practicar las virtudes que me son necesarias. Llena mi corazón de amor por Tí, de aborrecimiento de mis pasiones, de celo por la salvación de mi prójimo y desprecio del mundo.

No permitas, Señor, que la soberbia me aficione, que la adulación me arrastre, que el mundo me deslumbre, ni que Satanás me enseñe. Haz que sepa purificar mi memoria, refrenar mi lengua, reprimir y mortificar mis sentidos.

Que cuide de ser sumiso a mis superiores, tratar con bondad a mis inferiores, de mirar por el bien a mis iguales y no tener envidia de nadie. Que venza la sensualidad con la mortificación, la avaricia con la limosna, la ira con la mansedumbre y la tibieza con la devoción.



Acuérdame siempre Jesús mío de tus ejemplos y mandatos, de amar a mis enemigos sufriendo las penas con paciencia, haciendo bien a los que me persiguen y rogando por los que me calumnien.

Hazme prudente en mis consejos y Proyectos, animoso en la penas, paciente en las adversidades, humilde en la prosperidad, atento en la oración, sobrio en la comida, exacto en el cumplimiento de mis obligaciones y constante en mis buenas resoluciones.

Haz que sea diligente en conservar la pureza del alma, en guardar la modestia exterior, en tener una conversación edificante y en conservar una conducta regulada.

Que me aplique sin cesar a sujetar la naturaleza, a secundar la gracia, a guardar tu ley y a trabajar en mi salvación. Que alcance la Santidad con la sincera y dolorosa confesión de mis pecados, con la frecuente y fervorosa participación del augusto sacramento, con un continuo recogimiento interior y con la pureza interior.



Enséñame DIOS mío, cuan cosa es todo lo terreno, cuán grande es todo lo divino, cuan breve lo temporal y cuan larga la eternidad. Haz en fin, que me prepare para la muerte, que tema a Tu Juicio, que me libre del Infierno y me alcance el Paraíso, por Cristo, Señor Nuestro.

AMÉN.

Traducción del Padre Jaramillo de Villamaría.